12 horas de techno abrasador y comunión electrónica bajo el sol madrileño
Sábado 29 de junio. 12:00 del mediodía. El asfalto del Autocine de Madrid comenzaba a convertirse en una superficie volcánica cuando arrancaron los primeros beats. El sol golpeaba sin clemencia y el cielo, completamente despejado, presagiaba una jornada intensa. Pero nadie parecía intimidado. Había empezado Cocoon, y eso lo cambiaba todo.
Lo que normalmente sería una rave nocturna se transformó en un maratón diurno de música, calor y resistencia colectiva. Con temperaturas altas desde el inicio, la organización no dejó nada al azar:
El techno no solo se bailaba, se sobrevivía. Y en esa resistencia compartida empezó a gestarse la magia.
Los encargados de abrir la jornada fueron Diem & Manilli, pero el plato fuerte comenzo con Raxon, DJ y productor afincado en Barcelona, que en apenas tres años ha conseguido colarse en la escena internacional con producciones que combinan melodía y pegada de forma impecable.
Su set fue pulido, gradual y elegante, ideal para arrancar la jornada sin prisas, pero con firmeza. Una invitación a dejar atrás el mundo exterior y entrar en la dimensión Cocoon.
"Una apertura enérgica pero con espacio para respirar. El ritmo perfecto para aclimatarnos al calor y al sonido".
A continuación, Raresh tomó el control con un set milimétrico y efectivo. Apuesta segura, lleva años colaborando con Cocoon y otros sellos de referencia del techno europeo.
Lo suyo fue una demostración de solidez:
Una lección de cómo mantener la energía alta sin perder el control.
Cuando Carl Craig subió a cabina, la pista ya era un organismo colectivo en ebullición. Uno de los grandes capos del techno de Detroit, Craig firmó un set con alma, groove y ese toque orgánico que lo diferencia del resto.
"Pocos DJs pueden narrar una historia con beats como Carl Craig. Su presencia se sintió como un regalo."
Techno clásico, mutante y cálido. El tipo de sesión que no grita, pero que deja huella.
La entrada en escena de Marcel Dettmann marcó un cambio de atmósfera. Residente del mítico Berghain —el club más exigente y elitista del planeta—, su set fue una descarga directa al sistema nervioso.
Oscuridad, densidad, presión.
Dettmann no negocia: propone un viaje profundo y sin concesiones. Bajo el sol ya descendente, la pista aceptó el reto con los brazos al cielo.
El cierre corrió a cargo de Sven Väth, también conocido como Svimbas esa noche, fundador y alma de Cocoon. Un artista legendario, con más de tres décadas moldeando la escena electrónica europea.
Su set fue una síntesis emocional del día:
"No vino a demostrar nada. Vino a recordarnos por qué seguimos bailando."
Cocoon en el Autocine no fue una fiesta más. Fue una experiencia completa:
Fue una comunión electrónica al aire libre, una celebración del cuerpo, la música y la resistencia. Y cuando llegó el último track, el silencio se sintió como un eco que costaba dejar atrás.
"Cocoon no necesita la noche para brillar. Bajo el sol de Madrid, fue más rave que nunca."
Texto por Freeman.